¿Què siente una persona que está en paro? Lo explica una usuaria del Servicio de Inserción
Tengo más de 40 años y estoy en paro.
Y puede parecer una moda, un concepto con el que muchas personas se identifican. Pero, ¿qué pasa por la mente de estas personas? ¿Qué pasa por su cabeza cada día, cada noche al intentar dormir? Sinceramente, es difícil y a veces doloroso estar en esta piel…
Yo estuve así durante mucho tiempo, el suficiente, el tiempo justo como para perder el norte y sentir en cada momento que la frustración ganaba terreno e iba apareciendo un sentimiento amargo, que incluso podía notar como arañaba mi cuerpo de arriba abajo. Fracaso.
Me sentía fracasada, acabada, inservible, hundida… Merodeaba odiando a cada persona que veía sonriente, en la calle, en el metro, en la panadería… Pensaba que todas las personas con las que me cruzaba estarían trabajando, eran felices y no tenían problemas económicos.
Y así día tras día, hasta que alguien me tiró de las orejas y me enfrentó cara a cara con mi situación, justamente lo que yo intentaba evitar. Esta persona trabaja como orientadora laboral en la Asociación «in via», y gracias a ella me puse en marcha. Me di cuenta de que esta situación no era para siempre, que yo podía controlar y gestionar mis días y que tenía que reaccionar.
La tarea de la orientación laboral es primordial, me ayudaron a que la búsqueda fuera más fructífera, a saber realmente qué es lo que quería, y conseguí definir con mayor precisión mi perfil. He participado en talleres de búsqueda de trabajo donde me han ayudado a confeccionar de manera más eficaz mi currículum, he redactado una carta de presentación y me he dado de alta en páginas de búsqueda de trabajo, de las que recibo diariamente ofertas que encajan con mi perfil.
Es absolutamente primordial que toda persona que se encuentre en esta situación decida tomar las riendas de su vida y solicitar ayuda del servicio de orientación. Son profesionales que brindan este valioso apoyo y cooperación para que las personas paradas puedan volver a caminar con la cabeza alta, después de haber conseguido una inserción laboral.
Este es mi caso. Lo he conseguido.
E.B., usuaria del Servicio de Inserción y Formación de la Associació “in via” que ha encontrado trabajo recientmente, y que ha querido mantenir el anonimato.